La obra nace como un gesto de luz envuelta: parece tejida con el resplandor tenue de la luna. Su tono tiene una claridad suspendida, un destello que respira entre sombra y brillo. Cada pliegue cae como un susurro nocturno, como si la tela guardara un secreto que solo revela en movimiento.

Moon Silver evoca ese instante en que la luna toca el agua y la transforma en espejo: frío, suave, intangible. Su tacto es un eco del cielo nocturno; no busca adherirse al cuerpo; lo rodea como un halo.

Es una prenda para quienes habitan la noche con sutileza y presencia. Un fragmento de luna para atarse a la cintura.

Cómo llevarla:

1. De día: luz suave y effortless

Con una musculosa blanca, sandalias minimalistas y joyería plateada suave.

2. De noche: magnetismo lunar

Sumale un bandeau negro carbón. El Moon Silver cobra profundidad al contacto con sombras.
Los reflejos se vuelven más poéticos, casi espectrales.

3. Texturas que dialogan

Gasa, satén opalino, lino frío, cuero gris perlado.
El Moon Silver ama las superficies que parecen tocar la luz de manera distinta.
Mezclá texturas para crear tu propio paisaje lunar.

4. Colores aliados

Blanco ópalo, gris ceniza, azul humo, negro profundo, plata envejecida, nude glaciar.
Estos tonos amplifican el aura del Moon Silver.

5. Joyas como pequeñas constelaciones

Plateado irregular, piezas abstractas, perlas grises, aros que parecen fragmentos de luz.
El truco: elegir una pieza que parezca encontrada, no elegida.

6. Movimiento como parte del diseño

La pollera se interpreta. Dejá que se deslice, que respire.
Caminá sabiendo que la prenda no viste tu cuerpo: acompaña tu aura.